La adquisición de hábitos alimentarios se consolida y se ve fuertemente
influida por su entorno, tanto familiar
como sociocultural (compañeros de colegio, amigos, publicidad y modas). El
desarrollo de preferencias y aversiones alimentarias ocurre, fundamentalmente,
durante esta etapa, por lo que es preciso establecer, tempranamente en el niño hábitos dietéticos que aseguren
una ingesta rica y variada de alimentos con distintos nutrientes, texturas,
colores y sabores que le permitan una buena nutrición y un crecimiento optimo y
una adecuada capacidad de selección, estimulando su curiosidad gastronómica.
Cada vez son más los trabajos que demuestran el incremento
en las calorías ingeridas por los niños, la mala calidad nutricional de sus
dietas y el aumento en las raciones consumidas, todo lo cual ha
desembocado en un incremento en la
prevalencia de obesidad infantil.
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